LA BODEGA DEL MES
Viñas del Jaro
Personalidad y casta en Ribera del Duero
Borja Osborne es el mayor de seis hermanos, vive en El Puerto de Santa María y pertenece, como su apellido indica, a la famosa familia de bodegueros del Marco de Jerez. Accionistas de la empresa, no participan en su gestión, pero como llevan el vino en el código genético, en el año 2000 ponen en marcha una compañía de vinos, Iberian, se llama, que ya está presente en nueve denominaciones de origen diferentes. Todas al margen de Jerez, donde, por cierto, han llegado a un acuerdo con la familia y distribuyen los V.O.R.S. (Very Old Rare Sherry), es decir los más viejos, caros y maravillosos vinos generosos de Osborne.
Elaboran en Rías Baixas, Rueda, Rioja, Bierzo, Cava-Penedés, Vinos de la Tierra de Castilla, con pequeñas producciones y en colaboración con amigos bodegueros. Tienen una inversión más potente y con bodega propia en Toro, donde sacan al mercado Yaso. Disponen de una bodega, Cal Grau, en la denominación de origen Priorat donde elaboran vinos como Badaceli, La Petite Agnés y Les Ones, que están entre los mejores de la denominación, y que se basan en 22 hectáreas de viñedo en suelos pizarrosos magníficos. Una bodega y unos vinos que merecen un artículo aparte; ya que en este nos vamos a centrar en Ribera de Duero, donde está el corazón de su empresa, la punta de lanza y la mayor fama de sus vinos, con la firma Viñas del Jaro.
Con el final del siglo pasado podemos encontrar a Borja Osborne husmeando por Ribera de Duero buscando una finca y unos viñedos para comprar, e iniciar su producción vinícola. Ha conseguido justa fama de ser muy hábil a la hora de elegir terrenos de calidad, y en Ribera no falla. Encuentra en el término municipal de Pesquera de Duero, camino de Valbuena, una finca llamada El Quiñón, de 65 hectáreas de superficie y 46 de viñedo, bajando en ladera. Es una especie de valle donde también se encuentran otros dos vecinos preeminentes, Hacienda Monasterio, al frente de la cual está otro jerezano, Carlos del Río y Dehesa de los Canónigos, con la familia Sanz Cid al frente. Todos son buenos amigos y la calidad de la materia prima que llevan a sus bodegas, indica que la zona tiene un punto, un valor especial, representa un “terroir” con mucha personalidad, diferente y de muy buen nivel.
En 2015 los hermanos Osborne se aliaron con el empresario mejicano Ernesto Tinajero, que les va a permitió nuevas inversiones, desarrollos en tecnología y un mayor impulso a la firma.
Aquí elaboran de la mano del enólogo Álvaro Trigueros, el vino Jaros, que sería su vino crianza, con 17 meses en barrica y variedad 100% tempranillo. Su 2017, ahora en el mercado, aparece con buena fruta, balsámicos, tonillos especiados y una presencia suave de la madera. En boca es sabroso, rico, con buena estructura, muy agradable.
