LA BODEGA DEL MES
Las Moradas de San Martín
Recuperando los grandes vinos de la Corte
Viñedos de garnachas muy viejas, prácticamente abandonados, situados en alturas casi imposibles sobre los 900 metros, esparcidos por aquí y por allá en medio del monte, son la base y la materia prima con la que se hacen dos vinos que en estos momentos son la punta de lanza de la calidad, en la denominación de origen Vinos de Madrid. Se trata de Initio y Las Luces, y los dos pertenecen a la bodega Las Moradas de San Martín.
Los vinos de San Martín de Valdeiglesias, al noroeste de la ciudad de Madrid, en la falda de Gredos, tenían justa fama durante los siglos XVI y XVII por su calidad. Eran los vinos preferidos en la Corte, y Cervantes, entre otros, escribió sobre ellos en numerosas ocasiones. Luego vino el ocaso, y aunque siempre ha habido viñedos en esta esquina donde se juntan las provincias de Madrid, Toledo y Ávila, sus resultados eran poco alentadores.
Hasta ahora, porque en una búsqueda de la originalidad, de vinos que aportaran algo distinto, que trasmitieran una personalidad reconocible, un grupo de aventureros, jóvenes en su mayoría, se presentaron en la Sierra de Gredos a estudiar aquellos viñedos tan difíciles como llenos de posibilidades. El más destacado, el equipo encabezado por la combativa enóloga Isabel Galindo, que ya en 1999 empezaron a husmear por la zona y que años después daría lugar a la bodega Las Moradas de San Martín.
“Empezamos en una época en que la garnacha todavía no estaba de moda, explica Galindo; y los viñedos son para verlos, pequeñas parcelas en altura, diseminadas aquí y allá de cepas muy viejas de poco rendimiento, que una buena parte de los viticultores locales tenían prácticamente abandonadas porque producían poco y estaban lejos del pueblo. Miramos en las zonas de Ávila y Toledo haciendo pruebas y vinificaciones, pero los resultados que más nos gustaban estaban en una zona llamada Pago los Castillejos, en el término municipal de San Martín de Valdeiglesias, así que cuando sacamos los vinos nos acogimos a la denominación de origen Vinos de Madrid”.
Estuvieron seis años investigando; luego fueron comprando a un sin fin de propietarios locales las 18 parcelas, con un total de 22 hectáreas, a 890 metros de altura, en una zona rodeada de pinares; y en el año 2005 sacaron el primer vino. Al año siguiente el proyecto pasó a manos de Enate, la poderosa firma del Somontano, entusiasta con las posibilidades de la zona, y nació así Las Moradas de San Martín.
“Lo que buscamos es que los vinos expresen la personalidad de esta zona tan especial, comenta Isabel Galindo; casi sin tocarlos, respetando sus levaduras y bacterias originales. No paramos de investigar, cada parcela se vinifica y envejece por separado y luego hacemos el “coupage” final. La media del viñedo es superior a 40 años; menos el que utilizamos para Las Luces, que está por encima de los 100 años. Son vinos que hay que domar, para sacar lo mejor de estas garnachas tan originales”.
Y el resultado ha sido espléndido. Hacen varios vinos, algunos de larga guarda, que irán creciendo en botella en los próximos años, y que, dentro de 10, por ejemplo estarán aun mejor que ahora. El más representativo es Initio. Es un vino con una nariz muy expresiva, elegante, diferente, donde domina una fruta negra confitada con toques minerales y balsámicos. En boca es potente y robusto, manteniendo la garra y la viveza, personalmente recomiendo decantarlos y servirlos a unos 16 grados.
Los vinos de San Martín de Valdeiglesias eran míticos en el Siglo de Oro y los favoritos de la Corte madrileña. ¿Volverán a serlo? Con estas calidades es muy probable que sí.
