Los vinos tienen una vida o duración relativa. Unos prácticamente hay que beberlos en el momento o como mucho conservarlos un año. Otros, por sus características y su crianza, son vinos que tendrán una vida más larga y evolucionan en la botella de forma positiva estando mucho más rico al cabo de unos años que en el momento de su salida al mercado. Así que lo más recomendable es guardar esos vinos para bebérselos en el momento óptimo. Hasta aquí la teoría, pero si ese vino lo guardamos en la cocina, junto a una ventana soleada o de cualquier mala manera, cuando lo abramos varios años después estará echado a perder.
Por Enrique Calduch
Tener una pequeña bodega en casa, bien conservada y controlada es una de las mejores maneras de sacarle partido al vino y disfrutar más con él. En esa pequeña bodega debe haber pocas botellas de blanco y rosado que en general suelen tener un año de vida, y el rosado aún menos. En cuanto a los tintos, los que son jóvenes del año, deben beberse en el mismo año y solo son conservables y mejorables los que han tenido contacto prolongado con la madera. Tradicionalmente los vinos de Rioja se guardaban en botelleros dentro de la misma bodega hasta que alcanzaban su mejor momento, en que se sacaban al mercado. Pero estos inmovilizados elevan mucho los costes y cada vez se hacen menos. En las demás zonas la tendencia es a la francesa, es decir, cuando se han cumplido los tiempos obligatorios de crianza marcados por la Denominación de Origen se ponen en el mercado y que cada cual decida si se lo bebe en el momento o le saca mayor rendimiento con algún año de guarda.
¿En qué condiciones?
La bodega particular en casa no es fácil. Las condiciones idóneas para conservar un vino son encontrar algún sitio donde haya poca luz, subterráneo y orientado al norte, si es posible, y con una temperatura uniforme entre los 13 a 15 grados y algo ventilado para que aleje olores indeseables y ponerlo a salvo de vibraciones o movimientos bruscos. Este es el caso ideal y que se puede utilizar por aquellos que tengan chalets o casas con sótano. Para los que viven en pisos, si existe en la parte baja del edificio el típico cuarto trastero, este es el mejor sitio donde guardar el vino. Poca luz, poco movimiento y que permiten una temperatura aunque no constante bastante estable.
El aumento de la temperatura puede hacer evolucionar el vino y las temperaturas muy frías puede cambiar sus características. Para los que no dispongan de trastero, el interior de un armario poco utilizado puede ser la bodega ideal. Las botellas deben estar tumbadas en posición horizontal para que el corcho esté permanentemente mojado, ya que si se seca puede dejar pasar el oxigeno y estropear el vino. Para los que disponen de medios, existen unos armarios isotermos especiales para vino, caros, pero prácticamente perfectos.
¿Durante cuánto tiempo se puede conservar un vino?
En cuanto al tiempo para mantener el vino en la bodega es bueno recordar que un crianza puede durar como mucho hasta ocho o diez años, un reserva entre 15 y 20 años y un gran reserva más de 20 incluso llegar a 30. Estos son tiempos máximos desde luego, en que el vino ya se cae. Lo mejor suele ser tomarlo a la mitad de estos tiempos y además, depende del tipo de vino. Los tánicos, potentes de boca, casi duros nada más encontrarles en el mercado, de tonos oscuros y ribetes violáceos suelen durar más como los buenos prioratos, riberas, modernos riojas, o los que tienen uvas de mayor longevidad como los cabernets sauvignon. Esto también depende de los gustos porque hay muchas personas que les gusta el vino potente en el momento y prefieren no hacer lo lógico, que es dejarlos pulirse. Esto vale también para lo generosos. Un vino fino de Jerez hay que beberlo en el momento porque sino se estropea, pero un buen «vintage» de Oporto necesita reposar unos 15 años para encontrarlo en su plenitud.
Lo mejor es si se tienen varias botellas de un mismo vino probarlo de vez en cuando y si se observa que el color va tomando tonos tejas o que en boca está cada vez más suave poner esas botellas las primeras de la lista para beberse.